Algunas madres son sobrevivientes de la violencia
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CIUDAD DE MÉXICO.-Mayo 10 del 2024.- (El Universal).— Al referirse al alza en la cifra de mujeres que son cabeza de familia en México, Gabriela Gutiérrez Mendoza, trabajadora social y jefa de la Unidad de Educación y Extensión para la Igualdad en la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que a veces se malentiende el concepto de las madres autónomas.
“Se les ha nombrado como ‘mamá soltera’ o ‘mamá luchona’, pero estos términos siempre han sido despectivos. La maternidad no es un estado civil y ‘luchona’ es un estereotipo que califica y castiga a la mujer que está al frente de un hogar”, señala la especialista.
“Las maternidades autónomas son todos aquellos procesos en los que las mujeres que han decidido sobre su maternaje y su vida, están relacionados directamente madre, hijo, hija ehijes y a partir de ellos se genera una organización de cuidados, acompañamiento psicoemocional y sostenimiento de la vida”, sostuvo Gabriela Gutiérrez, que también es madre y se reconoce como autónoma.
Algunas de las madres autónomas de hoy día han llegado hasta ese punto por ser sobrevivientes de violencia, como es el caso de Jessica, quien no tenía permiso de su pareja para hacer ejercicio o usar perfume, y menos para arreglarse, aunque fuera por motivos de trabajo y presentación.
Para ella se habían acabado las salidas con amigas y más si había un hombre en la reunión. También le tenían controlado el dinero que ganaba con su trabajo.
Un día sucedió una pelea con su entonces pareja y comenzó la ley del hielo para ella y su hija.
“Ese fue el peor error de su vida (de su entonces pareja)”, dice Jessica, porque en el silencio y la desatención con ellas, tuvo una revelación: “Sí puedo con ella. No lo necesito”.
El padre de la niña era inconstante en el trabajo y toda la carga económica siempre fue para Jessica.
La mañana que hablaron como pareja antes de la separación, Jessica tenía preparadas tres preguntas: ¿Cuándo le había comprado algo a la niña?, ¿cuándo había comprado algo para la casa? y ¿cuándo habían podido ir de vacaciones en familia?
Para los tres cuestionamientos no había alguna aportación de parte de él y la única vez que fueron de vacaciones, ella se había encargado de todos los gastos.