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NUEVA YORK (HealthDay News).- Agosto 10 del 2024.- Es una pregunta que muchas mujeres podrían hacerse durante el embarazo: ¿Una copa de vino ocasional daña al bebé?

Aunque las investigaciones más recientes muestran que la respuesta es definitivamente sí para grandes cantidades o consumo excesivo de alcohol, la respuesta es menos clara para las cantidades pequeñas, aunque cualquier consumo de alcohol conlleva algún riesgo, dice Vidya Rajagopalan, investigadora principal del Instituto de Investigación Saban del Hospital Pediátrico de Los Ángeles.

Su trabajo incluye el estudio del desarrollo del cerebro de un bebé en el útero mediante resonancias magnéticas avanzadas. Rajagopalan también participa en el estudio HEALthy Brain and Child Development (HBCD) de los Institutos Nacionales de Salud, que analiza el uso de alcohol y otras sustancias en los embarazos.

¿Qué han encontrado hasta ahora? Los estudios muestran claramente que beber grandes cantidades de alcohol durante el embarazo afecta la salud del bebé.

“Cuando las mujeres embarazadas beben mucho alcohol, tienen un riesgo más alto de tener hijos con problemas de desarrollo neurológico”, subraya Rajagopalan. “La ciencia muestra que los trastornos del espectro alcohólico fetal ocurren con el consumo excesivo de alcohol”.

Estos trastornos presentan una serie de síntomas, entre ellos deformidades cerebrales y faciales, dificultades para comer y dormir, problemas de audición y visión, y bajo peso al nacer.

¿Cuáles son los riesgos de beber embarazada?

Los niños con estos trastornos tienen más probabilidades de presentar problemas cognitivos y conductuales, y también de abusar del alcohol o sustancias más adelante en sus vidas.

Pero, ¿qué pasa con cantidades mucho más pequeñas de alcohol durante el embarazo? “La directriz general de organizaciones nacionales como los CDC y el Colegio Estadounidense de Obstetricia y Ginecología es que no hay un límite seguro”, advierte Rajagopalan. “No hay evidencia científica aceptada que demuestre que los niveles bajos de consumo de alcohol sean seguros”.

Una razón para esto es el hecho de que los estudios que requieren que las mujeres embarazadas beban alcohol no serían factibles ni éticos. “No podemos realizar pruebas que potencialmente dañen a un bebé o la madre”.

Otra razón es que el alcohol es solo uno de los muchos factores que impulsan el desarrollo de un bebé, señala Rajagopalan. También hay que tener en cuenta los factores genéticos, la salud física y mental de la madre y condiciones ambientales.

Antes de decidir si beben o no, las mujeres embarazadas deben comprender todos los riesgos, indica Rajagopalan. “No tenemos una forma científica de probar que una copa de vino está bien”.

“Animo a las mujeres a que hablen sobre los riesgos con su proveedor de salud y a que su proveedor se haga responsable de proporcionarles información confiable”.